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keiko y kenji comparten las preferencias del fujimorismo que fundó alberto kenja.

La furibunda militancia de un examigo

De un aprismo tibio, Charly pasó a un tórrido romance con el keikismo. No quiere saber nada de Alberto Kenya, mucho menos de Kenji. A mí me tiró la puerta sin misericordia. No solo perdí su amistad, al parecer gané su animadversión.

Publicado: 2018-03-16

Mi amigo Charly ha sufrido una interesante metamorfosis política. El Apra lo sedujo a lo largo de la década de 1980. Cuando concluyó el desastroso primer gobierno de Alan García su entusiasmo cedió ante las arremetidas de colegas y conocidos. 

Después de esa decepción tuvo un amplio paréntesis en sus preferencias políticas. La mayoría de sus allegados pensó que ya no volvería a creer en ningún líder y mucho menos en simpatizar con algún partido.

La vida da sorpresas y la política mucho más.

Al inicio manifestó un tibio apego al fujimorismo. Cuidaba sus palabras de aprobación a la década de Alberto Kenya y argumentaba con mesura sobre el aporte del ‘Chino’ en la derrota de Sendero Luminoso, la pacificación y la modernización del país.

En la primera participación de Keiko Fujimori como candidata presidencial en 2006 exhibió más desenvoltura en sus opiniones y ponderaba la formación académica de la aspirante naranja. También resaltaba la sobriedad juvenil con la cual reemplazó como Primera Dama a su madre, Susana Higuchi.

La derrota de Keiko en 2011 ante Ollanta Humala le cambió el rostro afable de otras épocas. Apareció con uno más ceñudo. Las críticas y burlas las soportaba con fastidio. Rompió los fuertes lazos de admiración que lo unían a Mario Vargas Llosa, a quien culpaba por la derrota de la ‘china’.

En 2016 acaparaba las conversaciones políticas y trataba de imponer sus puntos de vista con los argumentos de campaña de Keiko. La inesperada derrota ante Pedro Pablo Kuczynski lo hundió en un silencio absoluto.

A las semanas reapareció. Faz acerada, voz sombría, opiniones implacables. Hasta en los comentarios más inocentes destilaba un potente veneno con capacidad de matar cualquier posibilidad de diálogo.

No había forma de saber en qué circunstancia Charly resignó su racionalidad y la puso en las fauces del fiero reptil que cada ser humano lleva en su cerebro.

militantes fujimoristas estarán ante una definición: keiko o kenji.

FUJIMORISTA, PERO KEIKISTA

Para la mayoría del círculo de amigos había pasado desapercibido un fino matiz en las enfáticas opiniones de Charly. El fujimorismo que profesaba con intensidad era en realidad un amor ilimitado hacia Keiko Sofía.

Cuando tuvo que definirse entre Alberto y Keiko se entregó con pasión a la hija de quien instauró un régimen dictatorial y elaboró el ADN del fujimorismo. Prefirió a la conductora de la sucursal y no al dueño de la franquicia.

Ahí fue donde sus amigos caímos en la cuenta que no se trataba de una preferencia política sino la adhesión irrefrenable hacia una lideresa en la cual veía reflejado sus arrebatos radicales y una escondida fibra autoritaria.

En realidad, como cualquier otro fanatismo, Keiko Sofía operaba como una coartada para enmascarar sus propios demonios y solapar sus impulsos más cavernarios.

alberto kenya fujimori. líder y fundador del fujimorismo. ¿unirá a keiko y kenji o inclinará la balanza hacia uno de ellos?

OTRAS EXPERIENCIAS

La división del fujimorismo, expresada en las facciones de Keiko y Kenji, elevó su entusiasmo hasta niveles insospechados de irracionalidad. Mi amigo Charly, por supuesto, deploró el apoyo de Alberto Kenya al hijo menor.

Denostó de Kenji, con peores calificativos que los vertidos por Héctor Becerril o Daniel Salaverry. Lo ninguneó sin piedad, sin percatarse que quien lo apoya es el líder histórico del fujimorismo y el mandatario al cual él elogiaba por haber derrotado al senderismo y haber modernizado el país.

Cuando el Apra se escindió a la mitad de la década de 1980, quienes se quedaron en la organización que había fundado el líder histórico Víctor Raúl Haya de La Torres fueron quienes prevalecieron en la historia. Quienes optaron por salir del Partido del Pueblo sufrieron una fragmentación que acabó en su desaparición.

Si la historia tiene alguna gravitación en política, entonces Kenji habría realizado la mejor elección. Él está al lado del líder histórico del fujimorismo. Alberto Kenya permanece al lado de su menor hijo y ya no se le ha visto en público con Keiko Sofía.

IMPOSIBLE AMOR

La última vez que hice este razonamiento en su presencia se rompió el débil lazo que nos unía. Se puso rojo de ira, no soportó mi disertación. Explotó con un estruendo: ¡¡¡Tú odias a Keiko!!!

Apenas terminó de pronunciar el nombre de su lideresa salió sin despedirse. Tiró la puerta y nunca más lo vi. No sé si mi argumento tenía asidero, no hubo oportunidad de contrastarlo. De lo que sí estoy seguro es que perdí un amigo y temo que haya ganado un enemigo.

No pretendo alarmar a nadie, pero así empezó el chavismo en Venezuela. Fue tal el fanatismo de los seguidores del comandante que los amigos dejaron de serlo, las familias se resquebrajaron sin remedio. Solo por pensar diferente.

Es de esperar que el encanto por algún líder o lideresa no conduzca a los peruanos por el camino del odio o la animadversión permanente. La experiencia de Venezuela resulta muy dolorosa como para repetirla por esta geografía.

*Periodista y editor del blog: www.unavozunavez.blogspot.com


Escrito por

wilder buleje

Periodista. Editor del blog: www.unavozunavez.blogspot.com


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