Nunca antes una representación deportiva peruana recibió tanto dinero para preparación y participación en Juegos Bolivarianos. Pese al esfuerzo del gobierno central, el Instituto Peruano del Deporte (IPD) careció de ideas, planes y gestión para mejorar ese quinto puesto del medallero. 

El fracaso en este primer certamen del circuito olímpico –a completarse con Odesur 2018, Panamericanos 2019 y Juegos Olímpicos 2020– solo anticipa otras caídas más severas en esas competiciones de mayor exigencia.

Óscar Fernández, al frente del IPD desde noviembre de 2016, completó un año para el olvido. Y lo que viene promete ser de espanto. Incluso los pronósticos deportivos para los Panamericanos de Lima 2019 apuntan hacia un ridículo sin parangón.

En este año de gestión de Fernández, en la neurálgica Dirección de Deportes de Afiliados (Dinadaf) desfilaron tres nombres: Giorgio Mautino, Jorge Canales y Carlos ‘Chiquito’ Zegarra. Cambios que ya avizoraban este presente sin resultados halagüeños para el deporte nacional.

Ni Mautino, ni Canales ni Zegarra estuvieron a la altura de las circunstancias y al último solo le falta seguir el camino de sus predecesores. Pero esto es improbable que suceda porque la autoevaluación y el amor propio es lo que menos conocen en el IPD.

¿POR QUÉ FRACASO?

Quizá alguna persona con conocimiento del deporte pueda objetar el calificativo y señale que detrás de esa calificación se agazapa alguna ojeriza o encono contra Fernández y sus principales colaboradores.

Primero, en los Juegos Bolivarianos pasados, los realizados en Trujillo en 2013, Perú quedó en cuarto lugar. Es decir, hemos retrocedido un casillero. Mantener esa cuarta casilla hubiese sido un resultados positivo, mejorarla significaría un triunfo. Pero ninguna de esas dos cosas sucedió. Entonces solo queda el concepto de derrota o fracaso.

Segundo punto, en Trujillo Perú totalizó 226 medallas, contra 414 del ganador Colombia y tres menos que Ecuador, casilla número tres. Venezuela fue subcampeón con 457 medallas, pero con menos medallas de oro que los cafeteros.

En Santa Marta 2017, Perú totalizó 154 medallas. Es decir, 72 medallas menos que en 2013. Si eso no es una involución, ¿entonces qué es? Perú inscribió alrededor de 700 deportistas en Trujillo y llevó más de 500 a Colombia. Es decir, no ha sido por volumen sino por calidad de participación.

Una cifra que refuerza este concepto. Perú consiguió 61 medallas de oro en 2013, pero en 2017 solo obtuvo 32. Casi la mitad. A eso me refería con calidad de participación y ahí está la prueba del fallo de la Dinadaf a la hora de planificar y exigir resultados a las federaciones.

Quiero dejar a salvo de estas críticas a los deportistas que nada tienen que ver con la absoluta ignorancia de manejo deportivo de la cúpula del IPD. Al contrario, pese al desorden ellos han cumplido con dignidad.

PÉSIMA CAPACIDAD DE GESTIÓN

¿Por qué culpamos a la alta dirección del IPD? Porque en el lapso de este año su preocupación no estuvo centrada en lo deportivo. Al contrario, el mayor tiempo transcurrió para direccionar elecciones irregulares en el Comité Olímpico Peruano (COP), uno de cuyos integrantes está sancionado por la justicia deportiva y sigue como integrante del directorio de esa asociación civil.

También gastaron valioso tiempo en tomar varias federaciones deportivas mediante la argucia de los Grupos de Trabajo, que deben cumplir transitoria labor electoral, pero que en la práctica se vuelven dependientes de los designios del titular del IPD quien les prolonga o culmina el mandato a voluntad.

Tercero, la vergonzosa intromisión en el órgano de justicia. Uno de los grandes pasivos de Óscar Fernández será el haber torpedeado al Consejo Superior de Justicia Deportiva y Honores del Deporte (CSJDHD).

Desde la expectoración del presidente del CSJDHD, Hugo Huayanay, por haber dado información falsa al COP y a la Federación Peruana de Atletismo (FPA) sobre el dirigente Gustavo Cárdenas Brou, esa entidad ha marchado con el freno de mano activado por el IPD.

Cárdenas Brou pese a tener sanción deportiva en su hoja de vida postuló al COP y se mantiene como titular del Atletismo. Pese a oficio aclaratorio del expresidente del CSJDHD, Óscar López-Dolz, el presidente del IPD cerró los ojos y no ha hecho nada para remover a esa persona de la FPA y del COP.

Desde la mitad de este año, el IPD ha torpedeado la contratación de un relator para el CSJDHD, lo cual ha impedido a este ente resolver con prontitud los casos que tienen que ver con las elecciones del COP, la irregular formación de varias federaciones deportivas, casos de acoso sexual contra deportistas y las faltas a la ley de deporte cometidas por el propio Fernández.

Por último, sabemos que el control del IPD lo ejerce una persona con acceso directo a la Primera Dama, Nacy Lange. En este caso específico, ambas personas están sosteniendo de manera errada a Fernández y compañía. Ya corroboraron su incapacidad en los Bolivarianos. ¿Insistirán con él para los siguientes certámenes? Ojalá que no, el Perú deportivo no merece un trato tan despectivo.

*Periodista y editor del blog: www.unavozunavez.blogspot.com