Wilder Buleje*

La asegurada Claudia Cárdenas-García no tiene quien la defienda. El sistema de atención telefónica en EsSalud ha sido desbordado. Es de tal magnitud esa inoperancia que SuSalud (Superintendencia Nacional de Salud) tampoco ha podido acudir en la ayuda de una paciente en, comprensible, proceso de impaciencia.

La queja enviada a SuSalud vía mail el lunes pasado fue respondida en breve tiempo. Al parecer había interés en solucionar la solicitud de la asegurada Cárdenas-García para obtener una cita para medicina general en el Policlínico Pablo Bermúdez de Jesús María, de la red de EsSalud.

Volvimos a repetir la denuncia de la inoperatividad del número 411-8000 de la central telefónica de EsSalud, la imposibilidad de obtener una cita porque la demanda es mayor a la oferta. También porque hay que pegarse al teléfono por más de quince minutos en promedio y repetir unas diez veces la operación (150 minutos o dos horas y media).

Bueno, la llamada de la señorita Angélica Flores de SuSalud a las pocas horas de haber recibido el mail como que encendió una esperanza. Pero la decepción volvió a instalarse hoy jueves.

La señorita Flores, especialista en salud, ese es el nombre de su cargo en SuSalud, me devolvió la llamada para indicarme que no tenía ninguna noticia. “Derivé el caso al área de Atención Rápida, pero la doctora Edith Zavala está con descanso médico”.

Le retruco: “Y no hay otra doctora o persona que pueda reemplazarla”. La respuesta fue negativa. Entonces, un poco fastidiada ya, me señala que mejor llame a EsSalud e insista con la cita.

Entonces me comencé a reír, creía que ella me había entendido que la central telefónica de EsSalud no funcionaba. Que cuando ingresa la llamada ya no hay citas y lo invitan a volver a llamar. Es decir, una mecedora auditiva. Y no paré de reír, hasta que caía en la cuenta: estaba hablando con una burócrata. Y yo había creído que estaba en línea con una servidora pública. La culpa fue mía.

Le solicité el nombre de su jefa inmediata, me lo proporcionó: Karina Ayala, coordinadora. Le pedí hablar con ella, dos minutos en compás de espera. Me dijo que en una hora me llamaría. No llamó. La llamé en una hora y 45 minutos. Sigue en una reunión. Algún día contestará...

Llamé a la oficina de la Superintendente, Elena Cristina Zelaya Arteaga. Estaba en una reunión fuera del local de SuSalud. Que regresaba al mediodía. Su asistenta Edith Rondón me atendió con amabilidad, escuchó la historia y tomó nota de esta queja, y de esta imposibilidad para la señora Claudia Cárdenas García de obtener una cita con el servicio de medicina general en EsSalud. Me prometió transmitirle el mensaje a su jefa. 

Más allá de cómo acabe este asunto, queda claro que con EsSalud no se puede. Ni SuSalud tiene la posibilidad de obtener una cita, en un tiempo razonable (tres días) con esa organización. Repito: los asegurados son la última rueda del coche para los funcionarios de una entidad que debería velar por sus aportantes.

A veces pienso que EsSalud no necesita un presidente ejecutivo sino un Nerón que la vuelva polvo y la reconstruya con sus propias cenizas. Y esa tarea debe ser perentoria, antes que los voraces ejecutivos de esa aseguradora pública acaben con sus desprotegidos pacientes.

*Periodista y editor del blog: www.unavozunavez.blogspot.com