Verdugos de la pelota
Fútbol, goles y política
Wilder Buleje*
Los desatinos del primer gobierno de Alan García terminaron con varias disciplinas deportivas en el país. El fútbol, gracias a la Copa América de Argentina 2011, removió escombros y empezó su reconstrucción después de 26 años.
Los aficionados menores de treinta años solo soportaron derrotas en los certámenes oficiales. Por eso no sorprende que este reciente tercer puesto en el más antiguo torneo de balompié del mundo haya despertado esos corazones apagados por el desaliento.
Alan García envió el avión presidencial a Buenos Aires para traer a la selección con sus medallas de bronce y compartió con los actores de esa conquista el entusiasmo de millones de peruanos que aplaudieron esa distinción en la inauguración del remodelado Estadio Nacional.
Sin embargo, ese tercer puesto no debe ocultar las causas por las cuales el Perú transitó los caminos de la derrota, ni los viejos atajos de la improvisación y el amiguismo.
Cuando Alan García llegó al poder en 1985 nombró como presidente de la Federación Peruana de Fútbol (FPF) a Oswaldo ‘Cachito’ Ramírez. Esa nefasta gestión apagó el brillo de varias generaciones. El goleador de la Bombonera, cuyos goles nos llevaron al Mundial de México 70, se transformó en el verdugo del fútbol nacional.
Desde ese año hasta ahora solo atesoramos el título sub 20 en los Juegos Odesur de 1990. También los premios consuelo de jugar dos mundiales sub 17, uno en calidad de organizadores.
Oswaldo ‘Cachito’ Ramírez no solo desarticuló el frágil andamiaje del sistema de competencia local, también le dio un tiro de necesidad mortal a la presencia, con influencia, de la dirigencia local dentro de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CSF) y la FIFA.
En el proceso electoral de 1986 en la CSF, la FPF decidió apoyar al paraguayo Nicolás Leoz, quien iba por el sillón del peruano Teófilo ‘Lito’ Salinas. El único voto a favor del saliente presidente de la CSF lo hizo Chile. Hasta ahora el guaraní no ha dejado el timón de ese organismo deportivo.
Solo por coincidencia, bajo el reinado de Leoz en la CSF la selección peruana no retornó a una cita mundialista. Ningún dirigente nacional consiguió aproximarse a la trascendencia y peso del desaparecido ‘Lito’ Salinas en la CSF y mucho menos en la FIFA.
Está bien que el sexagenario Alan García, en la despedida de su segunda gestión presidencial, rinda tributo a los jugadores que resucitaron el deporte que el amiguismo casi aniquila. Mejor aún, que Paolo Guerrero y compañía hayan dejado en claro que la blanquirroja no sucumbirá a la conjura de sus enemigos ni a la traición de sus verdugos.
Periodista y editor del blog www.unavozunavez.blogspot.com